martes, 9 de febrero de 2010

Parecidas como dos gotas de agua

En el pasillo del tercer piso de nuestro colegio siempre podéis ver a Amelí y Nina, dos amigas que están sentadas allí como pegadas todos los días: hablando, cantando, riéndose... Se nota que se parecen mucho una a otra: tienen el pelo liso y oscuro, los ojos claros, las caras y las voces muy parecidas... Casi gemelas, dirías. Casi - porque Nina es, pues, gorda y Amelí es flaca como un fideo. Esta gran diferencia molestaba a las chicas que hacían el error de compararse y no aceptar su propio cuerpo como normal. Un día decidieron cambiar las cosas. Nina empezó a evitar todo tipo de comida y Amelí empezó a devorar todo lo que veía.

Poco a poco el problema se agravaba hasta que Nina se quedó en casa porque no se sentía bien. Amelí - que ya había engordado demasiado - llegó tarde al colegio y cuando entró en la sala, el profesor le dijo:
-¡Siéntate, Nina, y que no tardes otra vez!
La chica, muy sorprendida, explicó que no era Nina, sino Amelí, pero nadie pudo creerlo en el principio. Entonces la gordita se dio cuenta de que la situación ya era crítica y junto con Nina - que se había vuelto anoréxica - decidió cambiar de nuevo.

Con la ayuda de sus familias, las dos amigas al final corrigieron su error, pero no era nada fácil, ni rápido el proceso. Pero después ya nadie volvió a equivocarlas.

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